El primer post del dos mil doce

He apurado los últimos días del año que ya se fue en lecturas varias. 
La novela Yo confieso de Jaume Abreu (Destino) me pareció una historia difícil (pero necesaria) y original en la forma. Cambios de narrador, cambios de escenario, cambios de época ... en una misma página, a veces, en un mismo párrafo. Y luego, todo que se enhebra como en un tapiz ingeniosa y hermosamente ideado, en el que se muestran escenas que a veces son espeluznantes. Un novelón de secretos, de mentiras, de desasosiegos.
Entre pecho y espalda, un thriller jurídico de Grisham, La confesión. El autor declara su aversión a la investigación. Pues vaya. Fácilmente olvidable. 
La vida después de Marta Rivera de la Cruz (Planeta) plantea si la amistad entre hombres y mujeres es posible. Me pareció un interesante planteamiento, pero creo que se quedó en la pregunta. Me gustaron más La importancia de las cosas o En tiempo de prodigios.
La canción de Mbama de Javier Reverte (Plaza & Janés) es un cuento africano que nos lleva a la fatalidad, a la fiebre, a la sensualidad, al calor dulce y al amargo transcurrir de los días. También al aroma de la putrefacción de las conciencias y de los hombres. Se lee de un tirón, agradeciendo a Reverte este viaje africano (como todos sus viajes).
Leí El ángel oculto, de Lorenzo Silva y aunque esta novela no es la que más me gusta de su autor (del que recomiendo vivamente toda la serie Bevilacqua y Chamorro, la Trilogía de Getafe y Niños feroces) me he tropezado con algunas reflexiones, algunas citas para subrayar. Habla del elogio de las instancias superiores (leáse jefes) a los trabajadores (leáse eso mismo). Del precio de un elogio. Si cuesta o no. Interesante. Y luego, el protagonista Hugo Moncada (a la sazón, el narrador) nos deja con la intriga de saber cómo es que se van enamorando él y la americana delgaducha Sybil, porque dice que lo suyo no es escribir historias de amor. No será lo suyo (de Moncada); pero sí del autor y se echa en falta. Y hay un detalle. He leído varias críticas de la novela en internet (la novela y las críticas tienen unos cuantos años) y parece que a los que las escriben el relato del viaje de Moncada a Nueva York, las costumbres, los apuntes más o menos históricos, las anécdotas, el modo de vivir de los foráneos y de los propios neoyorquinos... no les terminan de convencer. A mí me gustan. 
Ahora tengo entre las manos Niebla roja de Patricia Cornwell (Serie negra, RBA) y comparto investigaciones, asombro y desazón con la doctora Skarpetta, a quien no conocía. Ya veremos. 
Haciendo balance de mi 2011 como lectora, dos libros y dos autores: Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero y Niños feroces de Lorenzo Silva. Explico las razones en los enlaces...
Me gusta leer. Me gusta escribir. Reconozco el esfuerzo, el trabajo, la imaginación, la creatividad necesarios para pergeñar una historia, para sacar adelante centenares de páginas, para dar vida (pasado, presente, futuro, gustos, aversiones, anécdotas...) a los personajes. Por eso, agradezco a los autores que nombro y a los que no (pero que pueblan mis días de lectora) por seguir regalándonos palabras, por seguir recreando e inventando mundos, por darnos razones para seguir soñando, por aliviar las noches y aderezarnos las horas. Porque leer hace que los días brillen de un modo especial.





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