Un ejército negro, emborronando el azul. La filigrana de la hilera que escribe un mensaje secreto que sólo yo puedo descifrar (o eso me parece). Trazando garabatos, las hojas caen y alfombran el suelo. El aire es transparente y frío. Los pájaros (grullas que migran, tal vez) continúan su vuelo. Nada les perturba. Ni una corriente, ni un avión, ni una bandada de jilgueros a cientos de metros. Los cuento. Setenta y tres. Setenta y dos evoluciones siguiendo al líder que los guía, notas de sinfonía disparatada en el pentagrama celeste.
La clave es de sol. Huele a frío y a hojas húmedas.
Una pareja se abraza en medio del puente viejo.
Mañana de sábado, día de otoño, horas de luz. Pájaros que vuelan, como las miradas. Setenta y tres.
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