Como si un niño gigante jugase con el rastrillo, la pala y el cubo. Montoncitos de arena ocre, negra y blanca. Piscinas de agua en medio de un bosque. Sembrados marrones, amarillos y rojos hechos de patchwork. Árboles como florecillas verdes. Casitas blancas y rojas del Monopoly. Algodón dulce flotando en el éter azul. Así es nuestro mundo a once mil metros de altura...
Comentarios
Un abrazo, Mª Antonia
Un beso, Isabel
Abrazos de pájaro