¿Me llevas?, 5

La historia viene de aquí

-Ernesto... Ernesto... ¿te pasa algo?

Lentamente emergí del recuerdo azul y arena. Que si me pasaba algo, decía, mirándome con esa angustia efímera y exagerada de la juventud. Todo, preciosa. Me pasa de todo.
Estamos tomando cafés y refresco de cola en una terraza de Lavapiés. Casi es de noche y hay dos mujeres conmigo, dos mujeres que me miran, la una preocupada, la otra, curiosa. Miro en derredor y Yaiza me saluda con una sonrisa. Juanjo murmura, hasta luego compañero, y me roza la espalda. De pronto me siento cohibido y cansado; la situación me supera y no me gusta que me vean los vecinos.

En realidad, estoy tan cerca de mi piso que podría invitarlas a las dos a subir; desde aquí se ve el balcón con el cactus maltrecho y la silla desvencijada que nunca recuerdo sacar a la basura (los miércoles. Recogen muebles los miércoles). Podría decirles que subieran, y podríamos mirar la plazoleta desde el balcón, tomando una cerveza y tomándonos el pelo, como he hecho otras veces con otras mujeres, otras tardes que se han esfumado como el tiempo. Podría, pero no quiero, lo que realmente anhelo es quedarme solo y, por eso, me levanto mientras mascullo una disculpa tonta y banal.
-¿Qué dices? ¿Te vas? ¿Ernesto?
Puede que no sea un picaflor, pero sí un cobarde. Así que acaricio el rostro de la mujer más joven y estrecho entre mis manos la mano de la mayor. Lo siento, acabo de recordar que me esperan en otro sitio, acierto a decir.
Me doy la vuelta y huyo a mi tercero sin ascensor.

El mar desde una playa del Algarve. Foto de Mª. Antonia Moreno



Comentarios

Xibeliuss ha dicho que…
Cadáveres en la cuneta, después de todo.
Buen golpe de timón, Mª Antonia.
Abrazos