¿Me llevas?, 4

La historia viene de aquí
El viaje hasta Lagos fue de todo menos aburrido. Eutimio era cincuentón, (a mí entonces me pareció muy viejo. Inconsciente.) musculoso, de ojos claros y piel atezada, y vestía una camisa negra con las mangas arremangadas; estaba en forma (pese a la edad, pensé. Pero mira qué es osada la ignorancia.)
Estaba casado y tenía tres hijas, que ya me dirás qué legado para un padre: preocupaciones, miseria y dolor de corazón. Me observaba domeñando la risa a duras penas. Entonces, hijo, que vas a ver el mar azul, las chicas en biquini, etcétera, etcétera, etcétera. Haces bien en ver mundo, ahora que puedes meter todas tus cosas en un petate y largarte, sin más complicaciones. Sin obligaciones. Sin contratos. Ten ojo, sin embargo. Aviva el ingenio. No vayas a encamarte con una mujer de esas que traen problemas. Y ni se te ocurra dárselos tú a ella, que eso es peor, ¿estamos? Hay que divertirse pero sin que te hagan daño y sin hacerlo tú, y, por experiencia te digo que eso es bien difícil. No hacer daño. Uno va por la vida con ganas de vivirla, así, como tú ahora, que en vez de irte a tu casa se te antoja bañarte al mar, hala. Y así, viviendo una cosa y otra, se van dejando pequeños y grandes cadáveres en las cunetas. A veces, la mayoría de las veces, es sin querer. Pero, créeme, los muertos lo siguen estando aunque haya sido sin darse cuenta. Hay que ser inteligente y no perder de vista los peligros, las ilusiones de los demás, las expectativas que uno va generando, así, a lo tonto. O a lo loco. Ya veo que me miras, con una chispa de inteligencia. Y no es que yo piense que los jóvenes de ahora seáis tontos, qué va. No me gustaría convertirme en uno de esos viejos que añoran tiempos pasados como si en lo pasado no hubiera nada malo. Como si ellos no se hubieran equivocado nunca y la edad fuese el garante de que todo lo que han hecho, lo han hecho bien. Qué estupidez. Pero mira, mozo, veo que estás pensando en que nunca serás tan mayor como yo, ni permitirás que te vuelvan a hacer daño. Y, como tú no pretendes dañar a nadie, ¿cómo va a ser eso de los muertos y el rollo que te estoy soltando? Conozco la canción. Casi que la inventé yo, en otra vida.

Llegábamos a Lagos y las troneras color arena del fuerte se enseñoreaban frente a una extensión azul.
Forte da Ponta da Bandeira; Lagos, Portugal (Tomada de http://pt.wikipedia.org/wiki/Ficheiro:Lagos31.jpg)

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