¿Me llevas?, 10

La historia viene de aquí
Se llamaba Lola y puso la música alta (por el calor y porque, inopinadamente, pareció cohibirse de pronto). Me apetece darme un baño, me dijo al cabo de unos minutos de conducción rápida y suave, tiempo que yo había aprovechado muy bien mirando cómo le daba al embrague y al acelerador y cómo pisaba el freno. Llevaba una falda muy corta y movía las piernas, delgadas y morenas, en una extraña danza que estaba muy lejos de eso que entendemos por conducir. Nos estrechamos la mano antes de subir al coche; Lola, Ernesto y descubrí un lugar en la base de su cuello que parecía un oasis triangular habitado por un lunar que bailoteaba al compás de su respiración. Fue entonces cuando ella encendió el aparato de casete del coche y le dio al botón del volumen, no te importa, ¿verdad? No, para nada, al contrario, le aseguré, completamente fascinado. Y fue en ese momento cuando ella se volvió tímida de pronto; y yo, aunque estaba en la gloria sin hablar, siendo el único testigo de ese exótico baile que ejecutaban sus piernas al conducir, empecé a preocuparme por si se arrepentía de llevar en el coche a un tipo que acababa de conocer, y temí que la próxima vez que hablara fuese para decirme, ahí te dejo, ya no continúo más, y de pronto, habló en un susurro; me apetece darme un baño, ¿y a ti?
Me pregunté qué había hecho de bueno para merecer ese regalo. Claro, si tú quieres, le contesté en un murmullo apenas audible. Ya verás, te voy a llevar a un lugar mágico, y bajando un poco el volumen de Aviones Plateados, me aseguró; Es como el fin del mundo.



Años después, cuando ya había montado la tienda de fotografía y el euro era la moneda de curso legal, regresé y no pude por menos de acordarme de la canción de Sabina, al lugar en el que has sido feliz, no debieras tratar de volver.



Comentarios

Xibeliuss ha dicho que…
Parece que a este aprendiz de Corto Maltés no le están viniendo mal las cartas, pese al "amor a un bando"...
Un abrazo