Gertrudis era una mujer cincuentona que vivía en Madrid, en un pisito con un estrecho balcón que miraba al Museo Reina Sofía. El balcón apenas le ofrecía un sitio a un geranio rojo y a un taburete de madera desde el que Gertrudis contemplaba los ascensores acristalados subir y bajar como si fuesen cohetes que quisieran llegar a la Luna.
Era Gertrudis administrativa de profesión y de vocación lectora de novelas. De lunes a viernes, llegaba a la oficina con sus trajes chaqueta inmaculadamente limpios y planchados; los sábados los pasaba ordenando y limpiando el pisito, además de poner al día toda la ropa del trabajo; los domingos los reservaba para las novelas.
Comentarios
Un abrazo.
Isabel, yo también.
Blanca... a ver si tú te prodigas más y nos dejas más a menudo esas fotografías tan maravillosas.
Besos