Existen anuncios simpáticos, mojigatos, o curiosos.
Particularmente, a mí me resulta lo más ese que nos convence a las mujeres de lo hermoso que es ser mujer porque ahora no hay problema en ponerte minifalda todos los días.
Luego hay otros crueles, o por lo menos, a mí me lo parecen. O más bien, son anuncios que me indignan.
Por ejemplo.
El compañero de trabajo que le dice al otro que se va a Ibiza de vacaciones y el muchacho (prodigio de la sutileza, de la amistad, del compañerismo puro y duro) le increpa: ¿A Ibiza tú? ¿Con esa pinta?
Anunciando el mismo producto adelgazante. Un señor y su señora esposa. La mujer que no tiene nada que ponerse en el armario, que no le sirve la ropa. Le pide al hombre que la acompañe de tiendas. Y él, (prodigio del hombre sensible y amante esposo) le suelta: Adonde vamos a ir es a la farmacia. Y no contento con eso, apostilla. ¿No ves cómo está la secretaria de Dirección? Tiene dos hijos y se conserva estupendamente.
Y un último ejemplo. Unos mozalbetes que se preguntan si van a la disco (mucha marcha) o a un concierto (buen rollo). Y concluyen: ¿Para qué vamos a elegir, si lo conseguimos todo?
Estupendo todo ...
Comentarios
UY, qué cabeza la míaaa...
Un beso.
Besos, mª Antonia.
Mañana domingo me tienes otra vez de visita. Y no me llames pesada.
Un beso