Un verano en el paraíso, de Miriam Beverly-Whittermore

¡Encontré el libro cuya protagonista está de vacaciones (y que no había leído antes)! Mabel Dagmar es una jovencita con unos kilos de más, una familia que adivinamos disfuncional y unos anhelos de ser guapa, rubia, esbelta y adinerada. De pertenecer a la tribu de Ev, su compañera de habitación en un centro educativo exclusivo y carísimo. ¿Y qué hace Mabel allí? Ella, que ha recalado en el internado merced a una beca, es una muchacha con carácter que oculta un secreto. Un grave secreto. Sé dulce, le dice su madre, esa a la que Mabel quiere perder de vista por todos los medios. Sé dulce. Dulce parece ser el verano que aguarda a Mabel en el paraíso privado de los Winsloch, Winloch. Un territorio paradisíaco con casitas familiares, un refectorio para reunirse a comer, cenar, desayunar, calas escondidas, playas para los niños, vegetación exuberante, bellas muchachas y bellos muchachos, perros que vagabundean por acá y por allá... y candados que protegen a los moradores de las casitas (o casoplones) de quién sabe qué peligros. Todos los paraísos tienen a su serpiente y, Mabel, en el despertar a la sexualidad, al amor, va a toparse con una ... o varias. 
La gracia de Un verano en el paraíso está en lo que todos ocultan, también, Mabel y su familia. Intriga, amoríos, muchachitas insoportables, papeles que hablan desde un desván polvoriento, aventuras adolescentes y preadolescentes, peligros imaginarios y reales, mentiras, violencia, asesinatos... Ahí lo tienen. Como si se tratase de los Channing o de Flamingo Road. 
Aquí tienen, para empezar a abrir boca, un fragmento
¿Mi opinión? Adictivo, pero quizás recuerda demasiado a ciertas películas y series de sagas poderosas en las que se callan los secretos vergonzosos por aquello de no perder el nivel que se goza... Para un lector que esté de vacaciones. 

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