Mikel Santiago

La semana pasada anuncié que me había apuntado al Reto de lectura Librópatas 2016, y que seguramente este reto me alejaría temporalmente de mi género preferido, pero eso... no es del todo cierto Me temo que seguiré leyendo novela negra y afín, porque no concibo mis días de lectora sin leer intriga, policíaca, noir, o lo que sea que tenga que ver con crímenes, desapariciones, trampas, y gentes de (mal o buen) vivir: héroes cansados, detectives alcohólicos, aficionados a la criminología, compositores y escritores sin inspiración.

He descubierto a un autor al que no conocía: Mikel Santiago, en su página web podréis saber más acerca de él. En concreto, he leído sus últimas novelas, caracterizadas de thrillers de guante blanco: La última noche en Tremore Beach y El mal camino. En la primera, un compositor que ha tocado fondo se retira  a una playa solitaria de Irlanda con horizonte sin juntura, grises, azules, verdes, tormentas y presentimientos.



En El mal camino, un escritor que se dedica a producir novela en serie, vive en una idílica región francesa junto a su familia. En realidad, su estancia en La Provenza con su guapa mujer y su hija adolescente camufla un intento de escapada, pero los problemas y el pasado son pegadizos y casi siempre vuelven.
Me llama la atención la falta de inspiración de los protagonistas, ese miedo a no volver a escribir una historia que merezca la pena, esa ansiedad de no volver a sentir cómo la música surge de la cabeza del músico. No en vano, Santiago, es escritor y músico y quizás, ese temor al papel en blanco se doble por la doble condición.



En ambas historias, el músico y el escritor, saben/ven/presienten/sospechan/descubren asuntos turbios, conversaciones secretas, secretos oscuros, imágenes horrendas que nadie más que ellos (o casi nadie) saben/ven/presienten/sospechan/descubren. Otro matiz en común: la impotencia de que no te crean, el desvalimiento de sentirte solo ante una realidad que percibes prístina y que los demás se niegan a reconocer. O son incapaces.

En la próxima entrada, seguro que seguiré escribiendo sobre mi reto de lectura, pero qué bien sienta desviarse del camino en un momento dado, seguir el meandro del río y leer algo que no tenga que ver con lo que te has propuesto. Como estas dos novelas de Mikel Santiago. Pasarán más que buenos ratos, si es que gustan de asustarse/horrorizarse un poco. Pero sólo un poco. 

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