Tolosa Latour

Es inevitable que en Chipiona te encuentres, cada dos por tres, una foto de la Jurado, un homenaje a la más grande, un cartel que anuncia las próximas fiestas de la Virgen de Regla. Es entonces cuando la policía municipal corta calles, prohíbe aparcamientos y ayuda a levantar carpas de feria entre el estupor del veraneante que intenta llegar a alguna parte del municipio gaditano. También es inevitable quedarse hipnotizado mirando al mar alejarse y acercarse a la orilla, tapando y destapando los corrales, esos ingenios de pesca que no son más que redes pétreas donde peces, camarones y otras criaturas oceánicas quedan a merced de los seres humanos. Uno contempla las aguas saladas como si nunca hubiese visto u oído aquello de como una ola tu amor llegó a mi vida, mientras degusta un pastel de nata que acaba de comprar a pie de la ídem, cortesía de los carritos que arrastran los vendedores bahía arriba, bahía abajo (los más avispados han instalado motores y llevan esos armatostes sobre la arena con el orgullo del que se sabe inteligente).

Es difícil sustraerse a los chopitos, las navajas, el cazón en adobo y dejar para otro rato el ahora es tarde, señora. Más que nada porque desde hace años y cada estío Chipiona es carne del Sálvame, y porque (no nos llamemos a engaño) pasar una semana bañándote y tomando el sol no te descubre el espíritu de ningún pueblo, por más ancestral y hermoso que éste sea. Sin embargo, para el turista curioso, siempre hay un detalle en el que fijarse, un monumento, un nombre en una calle o unas letras que pueden leerse en la fachada de un hospital, de una escuela o de un albergue. Como Manuel Tolosa Latour.

Manuel Tolosa Latour fue unmédico especializado en Pediatría, se preocupó por la infancia: higiene, alimentación, el bienestar que procuraba a los niños jugar al aire libre, cerca del mar. Tolosa Latour tenía ascendencia francesa por parte de familia materna y me pregunto (quizás un poco frívolamente, me perdonarán la licencia) si esta característica hizo que desposase a la actriz Elisa  Mendoza Tenorio, quien se retiró (o la retiraron, no me imagino al insigne doctor esperando a su esposa a la puerta del teatro) y se dedicó junto a su marido, a la loable labor de proteger a la infancia. Parece que el doctor fue un buen hombre, simpático, reidor, con ganas de vivir.  En Chipiona construyó un sanatorio para niños enfermos de tuberculosis, en un extremo de la Playa de Regla, aproximadamente donde se ubica el Albergue Juvenil de Turismo; algunos de sus edificios aún muestran letreros que hablan de pabellones, y del doctor Tolosa Latour. Parece que la orientación de la playa, sus vientos, el alto índice de yodo, el vivificante Atlántico y el sol andaluz fue lo que decidió al doctor a fundar (tras un exhaustivo estudio de las playas españolas) el sanatorio de Santa Clara (el doce de octubre de 1892). Me fascina la figura de este hombre que fue miembro de la Real Academia de Medicina, escribió libros, pronunció conferencias y murió de repente, sin intuir el final. En el Retiro hay un monumento a Tolosa Latour, frente a su busto, una madre le tiende a a su hijo, símbolo de la entrega del doctor al cuidado de la infancia. Es una visita que tengo pendiente, acercarme a Madrid y escrutar los rasgos broncíneos de este buen doctor.
Tomada de aquí
En Chipiona es difícil sustraerse a la sombra de la cantante y su fama, así como de la familia que dejó tras de sí. Pero están Manuel Tolosa Latour y los corrales y el sol que se ahoga cada tarde en el mar.


Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Interesante reflexión. También aquí en Valencia hay un monumento a un pediatra al que las madres quedaron eternamente agradecidas. Hoy parece que nos sea más difícil dar las gracias a alguien por cuidar de algo tan valioso como la vida. Un abrazo, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Hay tantos seres humanos que hicieron mejores nuestras vidas, nuestra salud, que procuraron nuestra libertad y que hoy están olvidados... Parece bueno detenerse ante un nombre o uno de esos monumentos y reflexionar sobre quiénes fueron y lo que hicieron.
Abrazos, amiga.