Lo que queremos oír

Guardo una relación simpática con la lectura del horóscopo. Me explico: no me creo nada, pero me agrada leer aquello que médium, bruja, o becario de periódico (carta astral o vaticinios antiguos de por medio) tienen a bien escribir, mezclar o plagiar mediante la debida actualización. Me hace gracia. Ayer, nos recomendaban a los Géminis descansar y cuidarnos: últimamente has tenido muchos problemas y responsabilidades, Géminis, y tu salud se resiente. Cuídate y descansa. ¿Qué geminiano que se precie no se sentirá importante/querido/tenido en cuenta al leer semejante texto? Pero es que había más: Géminis (proclamaba el oráculo vía Twitter), eres capaz de ocultarlo todo, pero con una mirada desvelas si amas u odias. Esta sentencia me encantó. Me hacía sincera pero lista, un punto artera (sí, un punto), pero razonablemente honesta, pues parece que mis ojos tienen la virtud y el poder de transmitir esos sentimientos tan intensos. Seguí leyendo acerca de los Géminis (qué quieren, un día tontorrón lo tenemos todos), y esto me dejó un sabor de boca, digamos, más que agradable: El sarcasmo es el segundo lenguaje de los Géminis. Hasta me sentí ingeniosa. Y qué me dicen de esto: Lo malo no es que Géminis no pare de discutir contigo, lo malo es cuando ya no discute porque se aburre. Ah, ¿cuántas veces he dicho que lo peor que puede ocurrirme es que algo/alguien me aburra?

Es inevitable, ayer me sentí completamente identificada con mi horóscopo: con la personalidad aérea y volátil (sí, los Géminis somos aire, volubles, caprichosos, poco dignos de fiar) y con la personalidad terrenal y material (sí, los Géminis somos lúcidos y visionarios) que tira de mí hacia el suelo, dándome de coscorrones. Es que los Géminis tenemos doble personalidad, por si no lo habían leído nunca (modo sarcasmo on, casi todo el rato). Leyendo estas cosas y parecidas en Twitter, me dio por pensar en todo lo que nos dicen unos y otros: televisiones, diarios, libros, tertulianos, columnistas, gentes lejanas y gentes que tenemos a nuestro lado todos los días, y me dio por pensar también en cómo nos creemos todo (o casi todo) si lo que escuchamos son cantares de sirenas. Porque... ¿a quién no le gusta sentirse piedra angular? 

No me hagan mucho caso. La personalidad terrenal, que es incrédula e indómita, está haciendo de las suyas. Cosas de Géminis, ya saben. 


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