Salamanca y Rosa Montero

Nubes y sentires

El viernes, 15 de mayo, asistí a un encuentro con Rosa Montero y sus lectores, en el espacio central de la Feria del Libro de Salamanca. Mira qué es bonita la Plaza Mayor, lástima que dentro de la caseta apenas pudiésemos mirar un trocito del cielo desde los huecos de ventilación. No me quejo, solo constato.

Rosa llegó más que puntual, sonriente, con el pelo más corto, unos pendientes largos que se movían como nubes transparentes en un cielo de verano, y unos pájaros volando desde su brazo izquierdo. En el derecho, la salamandra que corretea, sigue allí. Me pregunto cuándo se habrá tatuado Rosa esos pájaros libres y gozosos que vuelan en su piel; pero esta es una pregunta casi frívola teniendo delante a la autora de La ridícula idea de no volver a verte. A la creadora de Bruna Husky, el personaje que más me gusta de todos los que he creado

Montero habló sobre El peso del corazón, estoy muy contenta de cómo me ha quedado, confesó. Y no es de extrañar; porque en él, el mundo de Bruna no ya es solo posible, probable y hasta cierto; es que deja de importar y comienzan a cobrar importancia ellos, quienes lo habitan. Como la autora señaló, en esta novela el amor es uno de los temas centrales. El amor, los sentimientos, la ternura, la tristeza, la alegría loca de querer, la inmensa desolación del desamor y el engaño. Durante el encuentro, Rosa Montero realizó una radiografía de Bruna: es muy bestia. Muy valiente en lo físico y muy cobarde cuando se trata de sentimientos, tiene miedo de que sentir la haga frágil. Al contrario que yo. Y es que esta rep de combate con ojos inquietantes, cicatriz impertinente y hechuras de amazona, es demasiado humana para ser androide y demasiado monstruo para ser humana. En El peso del corazón, volveremos a encontrarnos con Bartolo y con Yiannis. También con Paul Lizard, y Nopal anda por ahí ... pero hay nuevos personajes, entre ellos, el de una niña especial, de vida difícil y tan necesitada de cariño como Bruna. Rosa Montero, en esa caseta de la Plaza llena de público, dibujó universos, planetas, minas, trincheras, muros. Elaboró la correlación entre situaciones de este nuestro mundo y el de 2109, en la que constatamos (perplejos, el ser humano es así de olvidadizo) que sí, que lo que ocurre ahora mismo, no es menos terrible. 

Dice Rosa que Bruna Husky vivirá una tercera aventura; y yo no puedo menos que congratularme, junto con su legión de lectores de que esta escritora zorro siga en plena forma, buscando incansable, nuevas formas de decir aquello que quiere, que necesita. No se escribe para enseñar nada, se escribe para aprender, Montero dixit. Ojalá que esa búsqueda y ese aprendizaje no cesen. Y aprendamos contigo nosotros, tus lectores. 

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