Leer como refugio

Cuando llega septiembre me da por resguardarme, al igual que en otras épocas del año prefiero jugar, curiosear o anhelo reír. No concibo mejor cobijo que el que proporciona la lectura. Leer te arropa, incluso cuando zarandea tus emociones, encuentras un mundo ajeno que quieres hacer tuyo o tal vez sea que sólo quieres vivir en él un rato.  Leer es el mejor de los abrigos para hacer frente a la tristeza o a la soledad. Obtengo mucho disfrute al recibir recomendaciones y al hacer lo propio, creo que una de las labores esenciales de un bibliotecario de biblioteca pública es la de mediar entre lecturas y lectores, conectar a unos con otras. Ser un poco (o un mucho) celestina de lectura pública. Qué denominación tan hermosa.
Desde este deseo septembrino, voy a recoger dos iniciativas llevadas a cabo por sendas instituciones, y que tienen en común las siguientes características; si me apuran, algunas más (no lo hagan, por favor, que apenas me estoy recuperando del estrés posvacacional) ;-) :
  • Mediación entre lectores y lecturas.
  • Propiciar la conversación.
  • Conexión entre instituciones y ciudadanos.
  • Espíritu dospuntocero.
Si queréis saber más de estas dos experiencias, tenéis mi post completo en Biblogtecarios, Leer como refugio


P.D. 1.  No suelo compartir aquí post que escribo para ese portal colaborativo, que es profesional, pero este creo que entra dentro de la temática habitual de este blog personal (por lo demás, híbrida, variable e imprevisible). 
P.D. 2. El video está realizado en el Centro de Desarrollo Sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Peñaranda, y responde a una de las dos iniciativas de las que hablo en el post, #Librosconalma. 

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