Para ti, que
nunca irás a un Assian food
El otro día fui a un Assian food, o bistró,
no sé bien cómo denominarlo. El sitio en cuestión se encuentra cercano a un
polígono semi industrial, uno de esos lugares a los que las familias van a
aprovisionarse de muebles de saldo, griferías o piezas de segunda mano para el
coche de cuarta ídem. Ah, cómo recordé un artículo leído hace un par semanas en
XL Semanal sobre los psicópatas. Sí. Me explico.
Uno de los mayores especialistas en cerebrosde psicópatas (un científico estadounidense, no me digan que no tiene glamour,
si fuese de Colmenarejo, Alcorcón o Matilla de los Caños no sería lo mismo. ¿A qué
no?) descubrió, inmerso en una de sus investigaciones, que él mismo era uno de
ellos. Sí. Un cerebro (privilegiado) y psicópata. Les recomiendo su lectura, da
un poco de miedo y despierta el interés por uno mismo. Esto es; ¿seré yo un/una
psicópata encubierto/a? ¿Es que si me importa un huevo de pato que la vecina se
vaya de vacaciones a las tierras altas de Escocia algo no funciona en mí?
¿Tendría que quedarme patidifus@ y anonadad@ ante el estilismo de Lourdes
Montes o de Raquel Mosquera y la verdad es que me he quedado tan pancha/o?
Pues no, oiga, quédese tranquilo y quédese tranquila. La prueba
final la ofrece un Assian food o un Assian bistró o cómo quiera llamarse
el establecimiento pseudo asiático. Si a usted se le encoge el estómago, le
palpita el corazón arrítmicamente, comienza a sentir una pulsión en el ojo
derecho que viene directamente de la vena que le atraviesa el cerebro…
tranquilo, tranquila. Su cerebro no es psicópata. Qué va. Si es capaz de
quedarse como un témpano ante la visión de esos platos llenos hasta arriba de
langostinos a la plancha, costillas asadas, cangrejos cocidos, croquetas
precocinadas, ensaladilla, brochetas de sepia, lonchas de jamón serrano, huevos
revueltos, gambas a la gabardina, y patatas fritas o en su modalidad de
revolconas, entonces sí. Entonces es usted, con perdón, un psicópata en toda
regla. O una psicópata, no se me vaya a poner picajosa/o.
Luego están los postres. Helados, buñuelos
rellenos de crema, porciones de tarta de chocolate, flanes, yogures, gominolas
de todas clases para que los churumbeles de las parejas que acuden allí en plan
cita romántica (¿?) no molesten. Ah, y una fuente de chocolate que mana cual
maná, para bañar frutas varias como fresas, plátanos, kiwis, y manzanas Golden.
Un lujo asiático, ya les digo.
Así que, si ustedes no se conmueven al ver a
un par de muchachitas (de esas que lucen michelín sin complejos) cómo se
llenan las bandejas de calamares rebozados y arroz tres delicias; si ustedes no
se emocionan al escuchar a un marido entradito en años confesarle a su mujer
que se siente mal y no sabe por qué (tras comerse en un minuto coma cero
segundos tres petisús, una bola de helado de vainilla, dos gominolas rosas y
tres trozos de manzana bañados en chocolate negro); si ustedes no se agitan en
sus respectivos asientos (frente a sus propios platos llenos hasta los topes de
filetes de ternera (¿?) descongelados a toda prisa mientras los remordimientos
les aguijonean la conciencia (a mí no me compensa venir aquí, si es que no como
lo que cuesta el precio fijo, y encima me estoy echando un par de kilos como si
fuese un costalero de Triana), si ustedes no se motivan al ver que no es que
les echen de comer cual ganado en abrevadero sino que tienen que ponerse
ustedes mismos en persona personalmente (que diría mi admirado Andrea Camilleri
en boca de su Catarella); si es que no se quedan mirando fijamente, un punto embobados, los
tatuajes de calaveras, la ropa interior de los mozos, la ropa interior de las
mozas, los cuellos bovinos de los machos o las delanteras de las hembras que acuden al
Assian food (mezclados con los individuos que hace mucho que no se lavan el
pelo o será que tienen un problema de grasa y matrimonios talluditos que igual
que compran tornillos al por mayor se atiborran de albóndigas al por menor) no
es que no tengan corazón, no. Es que tienen el cerebro un poco psicópata.
Amanece en un pueblo de Castilla |
Pero les garantizo algo (no todo va a ser
orgía de los sentidos ni incertidumbre de atracón seguido de intoxicación
alimentaria. Qué va). Les garantizo que tras la experiencia (o antes de ella),
querrán quedarse tan tranquilos, contemplando el día y que nadie les moleste.
No es que sean psicópatas, qué va. Es que han decidido protegerse de las
alegrías de un Assian food.
Comentarios