Sólo cuatro palabras y todas tan importantes. La frase la descubrí paseando por Anaya, hace unos días. Fíjate Javi, qué bonito, le decía un padre a su hijo de unos diez o doce años, mientras le mostraba las filigranas de la Catedral Nueva.
Sí. Necesitamos de alguien que nos señale, que nos indique adonde debemos mirar, dónde hay que prestar atención.
Fíjate. Mira, no dejes que tu atención erre ni yerre. No te equivoques, aquí, y ahí, y allí has de mirar, has de escuchar, has de reflexionar. Y no es cuestión de edad, ni de filiación.
Javi. Sustitúyase por la razón de cada cual; pero no dejemos de caer en la cuenta de que es importante para Javi, para Pablo, para Luisa, para mí, para ti... que alguien te pronuncie, te diga, te pase un brazo sobre los hombros para darte cobijo.
Qué. Seguido de un adjetivo, sea el que sea, bonito (qué maravilla que alguien nos haga partícipes de lo hermoso); injusto (qué necesario es conocer); increíble (qué lujo asistir a lo insólito); horror (qué esencial es saber que lo horrible existe, por desgracia).
Caminando por Salamanca, me quedé prendida de esas cuatro palabras. Fíjate Javi, qué bonito, decía un padre a un hijo de unos doce años, rubio, con la mirada azul aburrida y el paso lento. Seguro que merodeaba la ciudad con el padre por puritita obligación, seguro que le hubiese gustado más pasar el sábado en casa, o en la calle con los amigos, deambulando sus propias decisiones y sus propias frases. Seguro. Seguro que dentro de unos años, unos cuantos, no muchos, pero tampoco pocos, pongamos diez o así, recuerda esa mañana lenta en la ciudad monumental que entonces se le antojó apagada y deslucida, y a su padre diciéndole fíjate Javi, qué bonito. Porque eso es lo esencial de las relaciones entre unos y otros, entre los seres humanos. Que alguien se preocupe por ti, por que levantes la mirada y te fijes en aquello que es hermoso, cruel, inaudito o, simplemente, curioso. Pero que te irá conformando en la vida. Qué esencial y qué difícil. Eso. Eso que necesitamos todos.
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Sé que Birdy es ya conocida por todos... pero yo he descubierto su ligereza y su voz hace apenas unos meses. Fíjate (...) qué hermosura de canción.
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