El domingo comencé a ver la peli de Mario Casas haciendo de Mario Casas encima de una moto. Conste que comprendo que a las mozuelas, el mozo les guste. Lo tiene todo: el aire macarra, el punto chulo, la ternura y la brutalidad casi justas. Hay mujeres a las que les gustan los canallas, por aquello del misterio. El caso es que no he podido evitarlo y ya me tenéis haciendo cábalas, comparaciones y analogías varias.
Cada generación tiene su propio Hache y su propia Baby a los que mirar. En 1978 estaban ahí, dándolo todo, John Travolta y Olivia Newton John. Sí, eran más blandengues, sí, eran más ingenuos. Veamos. La insinuación de embarazos adolescentes, relaciones prematrimoniales, chicas consideradas fáciles que resultan ser unas romanticonas en busca del amor de vicaría y chicas buenas que se enfundan unos buenos pantalones de cuero y se encienden un pitillo para demostrarle al tipo que ellas sí que tienen lo que hay que tener.
Mis favoritos son (qué casualidad, que se llama Baby como la de la peli de Mario Casas... ¿?) estos, sobre todo, él.
Corría el año 87 y la que escribe tenía 16 años, nada más y nada menos. No concibo mejor Hache ni mejor Baby. Aquí ya tenemos un aborto y todo, con acusaciones al guapo de ser ladrón y gigoló, una cierta y otra no tan cierta. Un hombre guapo, guapo. Este, con la ternura justa y la mala fama justa aunque no del todo merecida. Moviéndose como un ángel. ¿Alguien no recuerda aquello de Baby, no dejes que nadie te arrincone? No hubo ninguna muchachita de dieciséis que no soñara con que alguien (a ser posible, guapetón y que bailase como Patrick, el maravilloso Patrick) se lo dijese.
Ahora estamos en el siglo XXI y éste nos trae a Baby (una niña pija bien) y a Hache (un chico que fue buen estudiante y pijo, también, maltratado por la vida...). Aquí hay más violencia, un estilo de vida bronco y peligroso, la sexualidad flotando desde el primer fotograma y encarnada en los cuerpos jóvenes de Casas y Valverde. Lo más bonito que Hache le dice a Baby es fea, fea y lo más rebonito que ella le dice a él es bruto. Cosas de esta generación.
Cada generación tiene a su Hache y a su Baby. ¿Cómo serán los de dentro de 30 años?
Mis favoritos son (qué casualidad, que se llama Baby como la de la peli de Mario Casas... ¿?) estos, sobre todo, él.
Corría el año 87 y la que escribe tenía 16 años, nada más y nada menos. No concibo mejor Hache ni mejor Baby. Aquí ya tenemos un aborto y todo, con acusaciones al guapo de ser ladrón y gigoló, una cierta y otra no tan cierta. Un hombre guapo, guapo. Este, con la ternura justa y la mala fama justa aunque no del todo merecida. Moviéndose como un ángel. ¿Alguien no recuerda aquello de Baby, no dejes que nadie te arrincone? No hubo ninguna muchachita de dieciséis que no soñara con que alguien (a ser posible, guapetón y que bailase como Patrick, el maravilloso Patrick) se lo dijese.
Ahora estamos en el siglo XXI y éste nos trae a Baby (una niña pija bien) y a Hache (un chico que fue buen estudiante y pijo, también, maltratado por la vida...). Aquí hay más violencia, un estilo de vida bronco y peligroso, la sexualidad flotando desde el primer fotograma y encarnada en los cuerpos jóvenes de Casas y Valverde. Lo más bonito que Hache le dice a Baby es fea, fea y lo más rebonito que ella le dice a él es bruto. Cosas de esta generación.
Cada generación tiene a su Hache y a su Baby. ¿Cómo serán los de dentro de 30 años?
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