La felicidad es así

huero1, ra.

(Del dialect. gorar, empollar, incubar).


1. adj. Vano, vacío y sin sustancia.

(Real Academia Española)





Estos días (como tantos otros) me ha dado por pensar en las personas felices. En las personas que lo parecen. En las personas que creen ser felices y en las que aparentan serlo. En las personas que lo fueron y ya no. En las personas que lo son. Porque, ¿quién determina que una persona es feliz?


Estos días (como tantos otros) me ha dado por pensar en que las personas más felices son las que gozan de una felicidad sin dobleces, que no se plantean más horizonte que el que ven desde la ventana, ni más alegría que la sonrisa conocida, ni más aventura que un abrazo. Desde fuera, uno puede juzgar su vida de simple y plana, sus razonamientos como vías de único sentido. Pero son felices. Su vida, sea la que sea, les gusta. Van cumpliendo sus sueños, van llenando sus vacíos. Tal vez tú sabes cosas, o las imaginas, intuyes que él o ella quieren más que la otra parte, que no podrán sortear las trampas del tiempo, que su felicidad es flor de un día; porque es muy raro encontrar una planta perenne de alegría en cualquier vida. Pero son felices; creen serlo. 


A veces, da miedo pensar que estás convirtiéndote en un esnob, mirando por encima del hombro a las personas que se creen felices, con sus vidas de trayecto único, sus risas estentóreas y sus pretensiones sencillas. Menos mal que luego conoces a otro tipo de personas: vanas, vacías, sin sustancia, frívolas y de poco entendimiento. Entonces diferencias la felicidad simple de las primeras y el artificio de las segundas. No, no eres un esnob. Prefieres a las primeras que a las segundas. 


Y te felicitas: has conocido a una persona feliz (una persona que cree serlo, lo que viene a ser lo mismo); aunque hayas tenido que pagar el peaje de relacionarte con más de una que es y está huera. 


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La foto, es mía. 
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