La belleza de la simetría

Las dos mujeres no se conocen, las separan décadas y asientos. No obstante, yo que puedo verlas en escorzo, aprecio las similitudes. Son las estaciones casi de salida y de llegada.

Mientras una teclea en el móvil, la otra lee en un libro electrónico. Una es rubia de peluquería, la otra luce mechas rosas sobre fondo blanco. La una parece tener veintiséis o veintiuno, según la luz marque un plano, un ángulo, la suave curva del pómulo que se precipita hacia la barbilla redonda. La otra está en esa edad imprecisa que va de los 60 a los 70. Delgadas, con el pelo recogido en una coleta baja y en un moño respectivos, las dos miran con delectación las pantallas mientras el tren traquetea y bufa. 

La más joven no lleva casi adornos, excepto una pulsera de perlas pequeñas (qué previsible). La mayor luce pendientes de espiral con esfera, y anillos extra grandes que casi le tapan los dedos, ya deformados por la edad y alguna enfermedad reumática. 

Una es muy bella, aunque su belleza difiere si está de perfil o de frente. Es más hermosa si muestra el perfil derecho. La otra tuvo que serlo, pues conserva un esqueleto irreprochable y un modo de vestirse original y adecuado (pantalones de vestir grises, suéter azul cielo, pañuelo estampado a tono). En escorzo, se asemejan a un antes y después de anuncio. Antes de empezar la vida. Casi a punto de terminarla. 

El tren baquetea los cuerpos y la mirada esta mañana de enero. Me apeo en mi estación, las mujeres continúan viaje. Una, absorta, teclea con sus manos blancas y ágiles. La otra, pensativa, lee tras una gafas de pasta. La más joven lleva vaqueros y jersey. La más mayor lleva toda una vida en los ojos. 


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No todos serían capaces de ver la belleza en las dos mujeres. No todas somos capaces de vernos bellas a cualquier edad. No todos somos capaces ni siquiera de vernos. Un beso bello
María Antonia Moreno ha dicho que…
Un secreto: seguramente, hace años, no hubiera sido capaz de ver más belleza que la de la muchacha. Pero es lo que tiene la edad:nos da cansancio en la mirada y, paradoja, agudeza...

Por tu comentario, creo que no es tu caso: sabes mirar. Gracias, querida anónima.
Besos.