Incordio

Dice la Real Academia Española que, entre sus acepciones, incordio es Persona o cosa incómoda, agobiante o muy molesta. Qué maravilla encontrar la palabra exacta. Hay personas, hay cosas, que no aportan nada, más bien restan. Restan fuerzas, restan ánimos, restan, restan. Esos son los incordios, molestias que agobian como un buen moscardón. No hacen. No dejan hacer. No quieren. No dejan querer. Qué ahogo sólo de escribirlo. 

Las llamas junto al Gugenheim, que vuelven, como los incordios
Es frecuente encontrar incordios. La vida está llena de ellos, son las espinas del rosal, por así decirlo. Uno, quisiera decirles no me molestes, ignórame, por favor. Pero es lo que tienen los incordios, que lo que les gusta, lo que está en su naturaleza, es ejercer, esto es, incordiar. Así que, ni aún poniéndoles cara vinagre consigues que cesen en su ejercicio. Constantes son, eso sí. ¿Eso era una virtud? Pues depende. 

El caso es que un incordio tiene la facultad de hacer que se te forme un nudo en el estómago y, oye, ya no tienes que hacer la operación bikini, y puedes abortar la operación burka. Ya no hay manera de que pasen por tu organismo alimentos líquidos, ni sólidos. Casi, ni los gaseosos. El oxígeno, mal que bien, se abre camino (este cuerpo humano que pugna por sobrevivir). 

Si tienes un incordio en tu vida, disfrútalo. Si tienes un incordio en tu vida, no intentes razonar con él/ella/la cosa o el asunto. Es un incordio y punto. Pero ojo, a ver si más que incordio es un mamarracho. O un mamarracho con tendencia incordio. Estas cosas pasan.  

Y hay alguno, que es simpático. Bueno, sólo uno. Éste.



Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Qué descripción tan buena y precisa has hecho del incordio. ¿Y puedes creerte que yo, últimamente, hasta echo de menos tener alguno cerca? Es que, en definitiva, del incordio sabemos algo y lo asumimos, en cambio de los/las intrigantes no tenemos manera de defendernos. Un abrazo querida amiga.