Minucias

Uno va buscando la minucia, el detalle, la anécdota. Puede parecer insignificante o superficial contentarse con tales nonadas. Y sin embargo, algo minúsculo (si se compara con tantas otras cosas importantes, grandes) puede salvarte el día, o alegrártelo, que no es poco. 

Llevaba varios días detrás de una canción. La tarareaba, me despertaba con el ritmo pegado a la piel, las palabras inglesas (mal pronunciadas) en la punta de la lengua todo el santo día. Hasta me atrevía con el solo de guitarra. Lo consulté con unos y con otros. Cuando la ponían en la radio, nunca llegaba a escuchar el título y quién era el intérprete (lo que denota bastante pobreza en mi cultura musical, lo sé, lo admito). Pero me ponía la carne de gallina. Me hacía soñar. Se me dibujaba una sonrisa tontuna en la cara, esperaba a que terminase. Seguro que el locutor lo dice ahora, seguro. Pues no. Un anuncio, o el anuncio de otra canción. 

Hasta que una tarde ocurrió. Escuché los primeros acordes y aguardé. Y esta vez, título, versión e intérprete. Era ésta. 



Una minucia que, paradoja, ordena lo importante.   

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
¡Me alegro de que la hayas encontrado y nos la regales! Besazos, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Gracias, Isabel :) Un besote