Casi como una estrella que acaba de nacer |
Hay un silencio exacto en las mañanas de frío. Denso, compacto, casi puede tocarse con las puntas de los dedos, casi puede saborearse en el paladar. Duro, erizado, la consistencia de caramelo, salado. Cuando quedan atrás aquellos días de jugar a fumar con el vaho de las bocas infantiles: el frío sólo puede ser inhóspito o aséptico, no hay medias tintas. Sobre todo, si la luna aún está en el cielo, y se ha vuelto pequeña, tímida y huidiza.
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