Dedicatorias como tatuajes

Me gusta descubrir la dedicatoria del libro en cuestión. A quién se lo dedica el autor o la autora. A lo largo de mis años de lectora he hecho cábalas sobre esas palabras misteriosas que el que pergeña su creación considera ha de escribir al inicio. A María. Para quién lo sabe. Para Rocío, el amor de mi vida. Para Elena, por lo que ella sabe. Para ti. A mis hijos. Para vosotros, mis amores. Para Sergio, mi más querido y leal amigo. Etcétera, etcétera, etcétera.
Son fascinantes. 
Algunas son claras y no guardan más misterio; son las que hacen referencia a parentescos. Otras, por el contrario, son enigmáticas, porque el lector no sabe quién es Elena y por qué ella lo sabe. ¿Y ti? ¿Quién es? ¿Por qué el autor ha decidido dedicarle el libro? Más detalles, por favor.

Luego, está el cambio de las dedicatorias. A lo largo de su vida, esas palabras y sus destinatarios, van cambiando. (Confieso que me encanta comprobar que Leonardo Padura sigue dedicándole sus novelas a Lucía, su esposa, con su amor escuálido y conmovedor.). Una Laura deja paso a una Natalia, o un José queda relegado ante un Francisco Javier. El amor, que va y viene, la vida que quita y pone. Personas que fueron importantes en un tiempo y que ya no lo son. Personas que ya no están en la vida del escritor, de la escritora. O que no están en la vida. Es un ejercicio interesante cotejar las dedicatorias de un mismo escritor. Es como asomarse a una pequeña/gran parcela de su intimidad, de su preciosa intimidad. A la que nadie más tiene (o debe tener) acceso. A los lectores, entonces, nos queda imaginar. Quién es él, quién es ella. Qué ocurrió aquella tarde en Plasencia. O aquel verano. 
Pienso si algunos no querrían borrar esas dedicatorias, si lo harán en nuevas ediciones o las respetarán, aunque ya no amen a Yolanda o a Juan. Debe ser doloroso que te retiren la consagración de una obra. 
Es como los tatuajes; hay quien se tatúa Gualupe y luego se echa una novia que se llama Miranda. ¿Quita a Guadalupe de su torso? ¿Lo parchea con una rosa sangrante? ¿Cómo se borra del cuerpo el amor vivido?
Salamanca, La Rúa. La foto es mía. 

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