El sueño del Celta



Cartografíar sendas, valles, riscos imposibles entre adjetivos que visten y desnudan y expresiones que son como armario repleto de ropa para toda la temporada. No hace falta más. Puentes colgantes en la Amazonía que exploran el azulado tono de la piel en la belleza de un muchacho. El calor húmedo, la exuberancia cruda de la naturaleza, el avasallador río; las noches insomnes, los días inacabables, el frío glacial de la cárcel, la desolación, la sórdida crueldad sin aditivos.

No es envidia. Es gozo. No es envidia... pero a ratos, es como si lo fuera.
Grande Vargas Llosa.

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Maravilloso escritor, sin duda. Envidiarle es lo más natural... Un abrazo muy fuerte.