Sobre Marta. Memoria, 3

Puedo echarle la culpa a ella, que vino a desbarrancarlo todo. Pero estaría mintiéndome y eso no puedo permitírmelo. Cierto que ella voló sobre nosotros como un ave depredadora, como un mal presagio, alborotó el ritmo de la casa, tú ya no estabas para nadie, tu hijo sólo para ella y yo me sentí, más que nunca o como siempre, una intrusa en vuestras vidas. Pero no sería justo, ése no es el adjetivo, mejor dicho, no sería lo propio. Marta puso en evidencia todas nuestras carencias, las fallas de una relación que se ha ido deshilachando en un montón de rutinas tristes, como el viento de marzo que revuelve las cortinas, así hizo ella, y volteó mis días, los tuyos, los de tu hijo. Después se marchó y la siguió una calma opresora, un silencio con trampas; tu hijo un pobre desgraciado y tú, como yo, un viejo triste. Por qué se fue sólo ella lo sabe, porque ni siquiera tú, tanto como la quisiste, la llegaste a comprender. No la recordabas, no habías atesorado su mirada extraña, para ti no había existido hasta hace un par de años, cuando llamó a la puerta. Yo la reconocí al instante, la muchachita delgada y rara que dejó a tu hijo desorientado y perdido por tantos años. Pero tú te echarías las manos a la cabeza si me oyeras. Nunca entendiste lo que ocurría, nunca quisiste pensarlo. Y así siguió la vida y ella volvió, pero esta vez no sólo enamoró al hijo, también enamoró al padre que se hizo ilusiones de compañías nuevas. Y yo me quedé aguardando su partida, calibrando si conmigo bastaría, si sería de alguna ayuda que la vieja se quedara. Y ya lo ves. Tú agarraste tu equipaje y tus anhelos. Tu hijo merodea entre unas y otras como antes, como siempre, aunque se le apagó el brillo en los ojos, como si el telón de un teatro viejo hubiese caído sobre ellos para no levantarse más. Y yo aquí sigo, nunca antes, o siempre, fui de menos ayuda. Pero qué quieres. Me acostumbré a esta rutina de tristezas y a estos silencios.

Comentarios

alicia ha dicho que…
oh... qué triste el papel de esta mujer casi transparente.
abrazos
María Antonia Moreno ha dicho que…
Alicia, transparente y, sin embargo, omnipresente... besos