Suite francesa, de Irène Nemiróvsky

Me faltan 20 páginas para terminar la Suite francesa de Irène y me cuesta leerlas, porque otros se encargaron de poner el punto y final, cuando debiera haber sido y seguido.
La novela es un prodigio de descripción de personajes, sentimientos, escenarios, ambientes y situaciones (tiene mucho de autobiográfica). La historia de Irène y su inacabada Suite es un prodigio de tristeza. A Irène la mataron en un campo de exterminio, en 1942. En los meses previos, caminaba kilómetros hasta encontrar el lugar deseado para escribir. Escribía aprovechando cada resquicio de papel (malísimo papel). Y se convencía de que esta obra sería póstuma. Gracias a sus hijas y a una buena amiga que fue quien las cuidó (quienes acarrearon el manuscrito en una maleta durante la mayor parte de sus vidas) tenemos el privilegio de poder leerla, si así lo deseamos.
Irène tiene los ojos tristes en la foto de la solapa del libro. A mí me parece hermosa, terriblemente hermosa y frágil, con esa hermosura elegante de las mujeres fuertes, inteligentes y frágiles (como consecuencia). La mataron cuando tenía 42 años.
En Suite francesa, los personajes son capaces de cualquier cosa a la hora de salvar la piel, los bienes, el orgullo, el nombre; muy pocos no caen en la indignidad. En Suite francesa, leemos sobre la libertad y la guerra, el amor y las ausencias, el dolor y la alegría primitiva, la vejez y la injusticia de las circunstancias. Es una novela dura, como la vida.


Comentarios

alicia ha dicho que…
Los ojos de Iréne se fijan tras un velo de tristeza en los nuestros y nos interrogan sobre la crueldad humana. Y yo, tan mariposa al resguardo de la lluvia, no sé qué responderles...
(leeré el libro, sin duda)
María Antonia Moreno ha dicho que…
Difícil saber la respuesta. Ojalá encuentres tiempo y ocasión para leerlo.

Un abrazo