Padre Pistolas, 7

Alfredo Gallegos Lara es un hombretón. 190 centímetros de altura y 115 kilos de peso, más del doble que Gertrudis. Alfredo Gallegos Lara es un hombretón que canta, promueve obras públicas, lleva siempre pistolas para guardar el orden en los bailes de los pueblos mexicanos por los que transita, no soporta a los valentones, confía en Dios y es vanidoso, y tiene mucho éxito entre las mujeres de su parroquia. Porque Alfredo Gallegos Lara, que usa las pistolas como mero atrezo pues nunca nadie se ha resistido a sus puños de hierro, es Padre. No un padre con chamaquitos, ni padre desentendido, ni padre abnegado. No. Es Padre de una parroquia, allá, en México. Sacerdote. Cura. Que canta rancheras vestido de charro mexicano. Y boleros y música romántica con la voz un tanto engolada. Que se pone y se quita la casulla ante Dios Nuestro Señor en una iglesita blanca rodeada del polvo de los caminos. En el suplemento aparece un reportaje a todo color, fotos en la iglesia, fotos ante el pueblo, el Padre Pistolas, Alfredo, cincuentón como Gertrudis pero hombretón de pelo negro y apariencia impresionante. Y ese bigote. Gertrudis es una mujer a la que le pirran los bigotes, cuanto más tupidos y negros, mejor. Ha sido ver el bigote de Alfredo y quedar prendada. Pero él es sacerdote y para ella eso es sagrado. Pero… y si pudiera viajar hasta él. Dice el periódico que ahora va a protagonizar una película sobre su vida. A Gertrudis no le extraña. Es una vida apasionante. Tampoco se le escapa a Gertrudis que cualquiera (hasta un cura) lleva una vida más emocionante que la de ella.
Por primera vez, anhela la llegada del lunes. En el pisito no puede conectarse a Internet, y ella NECESITA entrar en la red y buscar más información sobre Alfredo (qué es eso de Padre Pistolas, no me parece bien, no señor). El día se le va entre suspiros y ensoñaciones.
El lunes por la mañana, Gertrudis viste el traje de chaqueta color esperanza. O color de tenerse por guapa. Tiene prisa por llegar al trabajo y, entre archivo y archivo, puya de la chica nueva y comentario sarcástico del jovenzuelo informático, buscar a Alfredo Gallegos Lara en Google y en Youtube, que seguro que tiene videos y actuaciones en directo. Y ella se muere por escucharle cantar.
La chica nueva insultantemente insolente la recibe con una mueca burlona que Gertrudis adivina, pero a la que no presta atención. El informático la mira desolado. Pero ella no quiere hoy su ayuda. Los deja absolutamente perplejos, casi no les ha dicho hola, no les ha preguntado qué tal están, ni cómo pasaron el fin de semana. Antes de ahora, en ninguna situación ha dejado de ser Gertrudis amable, educada, correcta. Aún cuando los demás respondieran a sus atentos saludos con leves inclinaciones de cabeza o pronunciados alzamientos de cejas. Pero hoy Gertrudis está distinta y la chica nueva (entre los rizos lleva una espiga, no puede dejar de advertir Gertrudis) se queda asombrada y el jovenzuelo informático se gira y se va a su mesa de trabajo, para qué indagar más, aprovechémonos de la buena suerte.
Primero es la obligación y luego, lo demás. Lo demás, ya lo hemos visto, hasta ahora se resume en lectura de novelas, prensa y revistas, coleccionismo de piedras acorazonadas, tinte y corte el primer sábado de cada mes y chocolate en noches alternas. Pero el Padre Pistolas, (de acuerdo, Gertrudis. El sacerdote Alfredo Gallegos Lara) se ha colado (involuntariamente, suponemos) en su vida y esa es la otra cosa que hace que su pequeño universo se revuelva, y empiecen a ocurrir otras cosas no previstas, una de ellas, su actitud de no tengo tiempo para tonterías, mona. O, qué te crees, muchachote. Que la informática es la carrera espacial. Pues va a ser que no.
Casi es la hora de comer cuando Gertrudis saca un ratito para entrar en Google y buscar lo que le interesa. La vida de Alfredo Gallegos Lara está expuesta ante el más ínfimo de los mortales. Un poco exhibicionista, opina por lo bajinis Gertrudis. Mal hablado. Líder social. Le trasladaron de una parroquia a otra. En esta le expulsaron. Le mandaron a otra. Pensó en dejar los votos. Se lo pensó mejor y volvió. Caminos. Pacificación de la vida de los pueblos por el procedimiento de, agárrense los machos que no quiero empezar a mentarles la madre. Y unos sombreros enormes de charro y de vaquero, conjuntados con cinturones de grandes hebillas metálicas. Un hombre grande. Vio otras fotos. Y en Youtube, esto.

Comentarios

Sirena Varada ha dicho que…
¡Amor a primera vista! Y el personaje del pater no le anda a la zaga al de nuestra removida Gertrudis, que ya no volverá a ser la misma.

Me encanta, María Antonia. Espero impaciente la continuación.

Un abrazo
María Antonia Moreno ha dicho que…
Sí, tienes razón, jeje. bueno, espero que te guste cómo se va desenvolviendo la historia...

Otro abrazo para ti
SokveQ ha dicho que…
Siiiiiiiiii el padre pistolas es la onda :D jejeje AÑOS atras escribiste esto y me gusto jejeje si yo lo conozco y es alto, bueno al menos mas que la media de nosotros los mexicanos :D weno saludos... y visiten mexico
fran paredes ha dicho que…
Interesante encontra esto en la red
yo lo conozco bastante bien pues soy quien gaba su material discografico desde hace 13 años
me gusto tu historia o cuento como quieras llamarle
cualquier cosa estoy a tus ordenes
María Antonia Moreno ha dicho que…
Veo ahora sus comentarios, SokveQ fran paredes. Yo no conozco al Padre Pistolas, pero me pareció una historia estupenda para novelarla... todo es pura ficción... o por lo menos, el 80 por ciento...

Fran paredes, espero que le haya gustado este cuento que, desde mi humildad, escribí.
Un abrazo desde este otro lado del mar.
fran paredes ha dicho que…
Gracias por contestar, el padre ya sabe de este relato y le a agradado mucho, el es asi sencillo, dicharachero, mal hablado
pero con mucho corazon como el mismo se define, en lo personal lo aprecio mucho y el tambien nos aprecia a mi y a mi familia

y pues de su relato aunque sea ficcion es interesante y nos da gusto leer algo enfocado en una persona que nosotros conocemnos y estimamos

Saludos
María Antonia Moreno ha dicho que…
De nada Fran Paredes, al contrario, un detalle el suyo por escribir. Me alegro de que al padre le guste, eso da cuenta de su sentido del humor. Nunca dudé de su buen corazón, al contrario, todo lo que he ido sabiendo de él así lo apunta. Me alegro infinito de que el relato les resulte interesante y grato. Saludos para usted, su familia y para el padre.
Anónimo ha dicho que…
....Las palabras tardías tal vez digan poco.,Soy hermano de Damián Méndez Sandoval a quien amé con mi corazón. Mi hermano fué un gran amigo de Afredo, pero me pregunto ¿ Qué con Tarimoro con el Padre?...