Dubai

Ayer vi el programa de la Cuatro donde un grupo de españoles contaban y cantaban las excelencias y las miserias de vivir en Dubai. Miserias si eres indio o paquistaní, excelencias si eres europeo o estadounidense. Acostumbrados ya a las excentricidades del shayj, sorprende la artificiosidad del conjunto y aterra la pérdida de lo sublime. Lo sublime de lo sencillo, que no simple.
Crear playas, desviar ríos, construir monstruosos edificios y pistas de esquí en pleno desierto. Todo sin mesura. Sorprende la visión de esos obreros que, en la otra orilla, apartados como si tuviesen la peste, malviven y trabajan hacinados para que los otros, los ricos, tengan piscinas en las azoteas de los edificios y espectaculares islas. Contaban en el programa que muchos de ellos deciden terminar sus vidas arrojándose ante los coches. Mueren atropellados, pero en realidad los atropelló la pobreza y sus circunstancias.
Aterra la pérdida de lo sencillo, que no simple. Cada una de esas vidas que se consumen trabajando a temperaturas superiores a 45 grados. Con la cabeza herida y el corazón maltrecho.

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Un retrato de nuestra brutal sociedad llevada al extremo. Las diferencias son cada vez más inhumanas y atroces. Besos, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Besos, Isabel. Se me había escapado responderte.