Un Corto Maltés cualquiera


En Oporto, donde las casas de colores se encaraman unas a otras para asomarse al río, en Oporto, en la cafetería acristalada junto al puerto, rodeada de gaviotas que planean sobre los turistas despistados, en Oporto, fumando un cigarrillo sin filtro y saboreando, despacio y un tanto aburrido, sorbo a sorbo, un café negro, estará Corto Maltés cualquier mañana.
Será una parada, una interrupción forzosa; se quedó sin barco y, mientras aguarda otra nave, otra mujer, otro destino, otra aventura, su mirada aguamarina de buscavidas recorrerá la orilla de Vila Nova de Gaia.
En un momento dado, las manos en el gabán, las solapas levantadas, la gorra calada, el pendiente brillando (atención, no deja de ser un pirata del mar), saldrá del café y caminará entre las casas coloreadas de atardecer, rojas y alborotadas al sentirlo cerca.

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Me gustaría verlo... Besos, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
¡A mí también! Un beso