Intimidad

El cuento es el mismo. Dinero de por medio, mogollón de sms y programas de televisión que causan sonrojo.
El último que ha hecho que mi rostro pareciese un tomate de la huerta murciana pedía por favor que los concursantes mostrasen el contenido de sus neveras a la audiencia y, ya puestos, explicase el contenido. Léase, producto más barato y producto más caro. Cocido recién hecho. Calabaza. Piña. Muchos huevos. De gallina.
Mirar en el interior de una nevera familiar es como revolver, sin permiso y con alevosía, en el cajón de la ropa interior de una muchachita adolescente. Habrá quien piense, dame pan y llámame perro. Y quien cante aquello de no me llames iluso, porque tenga una ilusión. Totalmente de acuerdo. Todos tenemos derecho a soñar un futuro mejor, a luchar por él, a imaginarlo, a conseguirlo si los hados nos son propicios. Pero nadie debería otorgarse el derecho de manipular la intimidad de las personas. Por muchos huevos que haya para repartir.

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Estoy de acuerdo contigo. Una nevera es un espacio que nos refleja. La mía, a veces, la abres y te entra una depresión. Desde luego, no me gustaría nada que se viera en la tele, ni siquiera que la viera toda mi familia. Es una cuestión de pudor. Besitos, guapa.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Hola Isabel, lo has definido a la perfección.
Besos