Falta mucho para la primavera y para que Heidi encuentre una flor violeta entre la nieve.
Pero el cielo resplandece.
Y los niños van ataviados de abril: rojos gorros, bufandas rosas, verdes abrigos y manoplas azules.
El agua cae de los tejados como si una lavandera celeste tendiera toallas blancas.
Aún quedan restos blancos en los márgenes de la carretera.
Pero hay espejos en los caminos, los niños juegan y el viento revolotea entre los árboles como un colibrí.
Pero el cielo resplandece.
Y los niños van ataviados de abril: rojos gorros, bufandas rosas, verdes abrigos y manoplas azules.
El agua cae de los tejados como si una lavandera celeste tendiera toallas blancas.
Aún quedan restos blancos en los márgenes de la carretera.
Pero hay espejos en los caminos, los niños juegan y el viento revolotea entre los árboles como un colibrí.
Comentarios
Tus escritos siempre traen frescura.
saludos
Cecilia
Un beso