Frases aéreas

Hay frases que se propagan por el aire, que son escuchadas por más de uno, por más de dos. Hay frases que se dicen o se escriben en un momento determinado, en un instante en el que se está triste, enfadado, molesto, airado o increíblemente feliz. Si hay alguien al lado, alguien a quién no están destinadas y las escucha, entonces, esas frases aéreas, que se escribieron o se dijeron en un momento frágil, duro, precioso o efímero, son semillas de la conjetura.
La conjetura. El embrión de la curiosidad.
El otro día caminaba por una calle muy céntrica de mi ciudad; había mucha gente paseando, entrando y saliendo de las tiendas, comiendo helados, curioseando entre los estantes de la vida. Unas cuantas frases aéreas vinieron a mi encuentro.

Un hombre, en la puerta de una tienda, una de esas que son iguales en Tokio, Nueva York, Albacete o Mansilla. Estaba hablando por el móvil con una mujer. Era un hombre cincuentón, de los de traje de chaqueta y corbata a rayas, pelo ralo, curva de la felicidad burguesa o de la infelicidad de la rutina. Sí, lo he leído. Sí. Ponías: estoy encantada de que me ignores.
En los adentros de la tienda, otro hombre, un poco más joven, gafas de pasta negras, camisa por fuera, zapatos de puntera cuadrada, móvil. Sí, las pastillas las tomo yo, ¿no? Pues eso, ¿es que vas a decirme cómo las tengo que tomar o qué? No controles mi vida, anda, nena.

Son frases literarias, frases de canciones, de películas, que se dicen en la vida, en nuestras vidas.
Las frases aéreas sobrevuelan nuestras conciencias, despiertan nuestra curiosidad, y hacemos mil y una conjeturas. Antes, esclavos de las conversaciones de a dos en cafeterías llenas de humo con el sonido del piano al fondo, ahora, esclavos de las frases que se nos escapan cuando vamos hablando por el móvil con alguien que no necesariamente está en Honolulu, alguien al que tal vez hayamos dejado en casa, o que veremos dentro de un rato, o mañana, cuando vayamos a trabajar.

Vamos desnudando nuestros sentimientos por las esquinas, sin pedir dinero por la exclusiva, sin advertir que hay mil oídos dispuestos a capturarlos, y que hilvanarán mil y una historias con nuestra palabra, nuestra frase, nuestro susurro, nuestro quejido.

Comentarios

argamenon ha dicho que…
Me espanta el móvil, se lo aseguro. Odio el teléfono. Me parece absurdo explicarse, justificarse o intentar hacerse entender a distancia por medio de palabras que nunca serán capaces de adquirir su exacta dimensión y sentido, privadas, como lo están, de la apoyatura del gesto y del brillo o no de una mirada. Las palabras son medios de expresión de los gestos, que son la manifestación cierta e inequívoca de los sentimientos y emociones.
Me declaro un curioso empedernido en la vida de los demás, a los que suelo tratar de respetar e ignorar, suponiendo que lo segundo sea sinónimo de lo primero. No es una curiosidad malsana o malintencionada, se lo aseguro. Es una curiosidad sin finalidad alguna que merezca la pena reseñar. Simple declaración de estar donde estoy y no de pasar por accidente. Y mi curiosidad me permite ejercitar mis facultades de adivinación, de crear historias en el propio entorno sin que estas historias tengan consistencia alguna y menos aún finalidad justificable más allá del hecho de la propia actividad de inventar y fantasear. Solamente la intención, incluso no pretendida, de crear por crear para huir de lo habitual y carente de fantasía, en donde, incluso, sea imposible imaginarla.
Le reconozco que, muchas veces, por aquella palabra o por aquella frase aérea, según su propio calificativo, cazada al vuelo y de forma casi inconsciente, o por aquel gesto observado desde la distancia, o por aquella manera de interpretar una mirada o de todo lo contrario, el amagar o negar una mirada, o por aquel qué se yo que uno cree percibir a pesar de uno mismo, he podido hacer nacer o recrear una historia seguramente falsa, una imagen distinta a la observada, una situación diferente a la que en realidad se estaba manifestando ante mi, y la he vivido en primera persona desde la distancia adecuada para no inmiscuirme en la realidad de los demás. Seguramente serian dos mundos opuestos coexistiendo por un mismo hecho y en un mismo instante, y posiblemente ignorándose por desconocimiento. De haberse conocido, uno al menos se hubiera sorprendido del otro, no lo dudo. Pero me ha encantado desde siempre, se lo aseguro. Es un vicio difícil de corregir, ya lo sé.
Pero, ¿conjetura?
No; nunca me he quedado en el simple juicio, en la mera opinión, en la suposición y nada más, y posiblemente no lo haya hecho por virtud, sino por indiferencia, que seguramente es mucho peor. Pero bueno, cada cual es reo de sus propias limitaciones y las mías quedan de manifiesto aunque yo no las tenga claras en lo absoluto.
Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Ciertamente se escuchan frases que nos sugieren muchas historias. Las mejores frases, en mi opinión, las que oímos sin llegar a ver a las personas que las pronuncian, porque ahí se puede fantasear hasta el infinito. ¡Ya puede temblar Salamanca, cuando tus oídos están aguzados por ahí! Besos, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Hola, Argamenón... yo soy muy curiosa, no lo puedo evitar. No intento sonsacar a nadie, cierto, pero me encanta fabular... siempre intentando respetar la intimidad y contando lo que puedo contar, claro está, o no contando lo que sé siquiera... bueno, me explico fatal, ya lo sé. Pero tú me entiendes, no?
Gracias por tus visitas y comentarios.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Hola, Isabel!
Desde luego, si escuchas una frase que te deja impactada y no ves al que la ha dicho da alas a tu imaginación...
Un beso amiga
Morgana ha dicho que…
Hola de nuevo... Cuando he empezado a leer hoy me ha venido a la cabeza la escena de la película "El cielo sobre Berlín" en la que los ángeles pasan entre los humanos captando sus pensamientos, es una película que me encanta...
Un besote!
Cecilia ha dicho que…
Eztoy mala, azi que zolo te mando un becho, ea.
Sirena Varada ha dicho que…
-“Lo dejamos para otro momento. No estoy bien de ánimo... tengo varios frentes abiertos”
No he podido evitar escuchar esta frase esta mañana al pasar por delante de un hombre que hablaba por el móvil, incluso desaceleré el paso para averiguar cuál sería alguno de aquellos frentes. Volví la cabeza y me fijé que su semblante distaba bastante de la fragilidad de las apariencias, como ocurre con tantas veces.

Creo que a veces escuchamos esas voces en nosotros con la inocencia de intentar descubrir el mundo que nos rodea en cada pregunta.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Blanca, tengo que ver esa peli...
un beso
María Antonia Moreno ha dicho que…
Muy buena apreciación, Sirena.
¿Qué tal tu viaje?
Un beso