Cae la nieve y borra cualquier rastro. Cualquiera. Es una sábana de algodón blanco que algún dios despistado nos presta a los insignificantes seres humanos. Se pierde cualquier rastro. Excepto algunas pisadas aquí y allá y el silencio.
Querida María Antonia, por lo que dices en esta entrada, me parece oportuno que sea aquí donde me despida como Sirena Varada (ahora que abandoné mi Mundo de solos) para seguir disfrutando del placer de leerte y comentarte mis impresiones sobre tu hermosa literatura.
Comentarios
Feliz blancura!
Besos
Guiomar
Querida Guiomar, bienvenida siempre.
Un abrazo