La importancia de las cosas

Todas las cosas tienen su importancia. La goma de borrar de Milán, de nata. La cucharilla verde. La cortina blanca con enseres de cocina bordados en rojo.
La importancia de las cosas es el título de un libro de Marta Rivera de la Cruz. Un libro para creer en un nuevo comienzo, que te deja un regusto dulce en los sentidos.
Millenium no. El escritor murió demasiado pronto, y los diez volúmenes se quedaron en tres, para despecho de editores, herederos y lectores. Millenium te deja con el alma en vilo, queriendo creer que a partir de ahí a Salander le iría todo bien. Pero...
Lisbeth también le da importancia a sus cosas, a las que es leal, por supuesto, a su manera. Es leal, a pesar de su vida difícil (o por eso) y de su mirada torturada.
Los personajes de La importancia de las cosas no tienen nada que ver con los de Millenium. ¿O sí? A su manera, tuvieron vidas difíciles que se reflejaron en sus miradas (así es la vida, a veces). Y está la lealtad traicionada y respetada; dependiendo de unos y otros.
Pues sí. Las cosas tienen su importancia. Una sonrisa. El helado de vainilla. El agua transparente y fría. Los libros que cuentan historias que te dejan sabores dulces o inquietos. Porque es bueno aquietarse e inquietarse a continuación; para no quedarnos dormidos.

Comentarios

Sirena Varada ha dicho que…
Hola María Antonia, la historia está creciendo de una manera formidable. En lugar de relato podría ser una magnífica novela. Expláyate.

Un abrazo

PD. Claro que sí, las cosas tienen su importancia. Las "historias que te dejan sabores dulces", tienen su importancia.