Quise atrapar unas palabras para construir mi casa: redondas vocales, altas consonantes, estiradas eles. Alicatar los suelos con sílabas azules y rojas, enlucir las pareces con rimas asonantes igual que azulejos esmaltados.
Pero se encelaron los vecinos del 6º: mi casa estaba hermosa, cuando salí a comprar tres versos de Pessoa, dos preguntas de Neruda, un cuento de Benedetti y una pizca de prosa de Dulce Chacón, aprovecharon mi ausencia. Abrieron puertas y ventanas, ventilaron las estancias. Las palabras huyeron hacia las tierras verdes del fin del mundo.
Quise copiar palabras para escribir mi casa: libertad, amigo, amor, nacer, ilusión, esperanza. Ser poeta, trazar fonemas con olor a vainilla y limón. Me compré un cuaderno cuadriculado de tapas negras, con la sangre de la pluma, cada cuadrícula, una letra. Surgieron nombres con tino: pasión deseo relámpago, verbos alocados: pensar, callar, mirar. No se comprendieron: hubo discusiones irracionales, caricias sin pausa, besos ininterrumpidos, enardecidas reconciliaciones. Se pelean en días alternos, sólo a ratos están de acuerdo y entonces van y... ¡hacen el amor a renglón seguido!
Comentarios
Yo también volveré a tu blog.
Besos
Precioso tu post, me pasaré por aquí de vez en cuando.
Un abrazo.